14.02.14

Jesús resucitado da el Espíritu Santo a sus discípulos

“Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz con vosotros.” Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.” Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.”” (Juan 20,19-23).

El relato de la primera aparición de Cristo resucitado a los discípulos en el Evangelio de Juan puede ser dividido en dos partes: una etapa de reconocimiento (vv. 19-20) y una etapa de misión (vv. 21-23). Jesús motiva el reconocimiento de los discípulos presentándose en medio de ellos y mostrando las manos y el costado. Recordemos que el Evangelio de Juan es el único que menciona la herida del costado (cf. Juan 19,34). Los discípulos pasan del encierro por miedo a los judíos a la alegría de haber visto al Señor. El centro de la etapa de reconocimiento es ocupado por el saludo de paz.

La importancia del don de la paz es realzada mediante su reiteración. El tema de la paz se amplía con el tema del envío o misión. Jesús plantea un paralelismo entre el Padre que envía al Hijo y el Hijo que envía a sus discípulos. El centro de la etapa de misión es ocupado por el don del Espíritu Santo, simbolizado por el soplo de Jesús sobre los discípulos. El significado de este gesto es explicado por las palabras de Jesús que lo siguen. Por otra parte, los dones del Espíritu Santo y del ministerio de la reconciliación se relacionan con el don de la paz y el envío misionero. Las palabras finales de Jesús contraponen el perdón y la retención de los pecados y presentan un paralelismo entre el perdón o la retención de los pecados por parte de los discípulos y el perdón o la retención de los pecados por parte de Dios.

A continuación analizaré algunos de los temas principales planteados por este texto evangélico.

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11.02.14

El Espíritu Santo

1. El Espíritu Santo es Dios

Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nos ha revelado la verdad acerca de Dios y la verdad acerca del hombre. El Dios revelado por Cristo es uno y trino; uno en naturaleza (un solo Dios) y trino en personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Si bien el misterio de Dios uno y trino está en el centro de la fe cristiana, la doctrina sobre la Santísima Trinidad no fue desarrollada sistemáticamente en el Nuevo Testamento. La Iglesia, con el auxilio del Espíritu Santo, desarrolló a lo largo de los siglos la doctrina trinitaria por medio de una reflexión teológica que explicita los contenidos de la Divina Revelación transmitida en la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición. Con mucha frecuencia el desarrollo dogmático se generó como una respuesta eclesial al peligro mortal representado por las herejías.

Hacia el año 260 el Papa Dionisio condenó las dos herejías trinitarias básicas (cf. Carta de Dionisio Romano a Dionisio Alejandrino, FIC 436/DS 112):

  • El triteísmo, que separa al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo considerándolos como tres dioses.
  • El sabelianismo, que confunde al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, considerándolos como tres modalidades de la única persona divina.

Las herejías trinitarias del siglo IV fueron subordinacionistas. No negaban la unidad de Dios ni la distinción de las tres personas divinas, sino la divinidad del Hijo o del Espíritu Santo, considerándolos como criaturas. La Iglesia condenó estas herejías en los dos primeros Concilios ecuménicos.

El Concilio de Nicea (del año 325) definió dogmáticamente la divinidad del Hijo, contra el arrianismo.

El Concilio de Constantinopla I (del año 381) definió dogmáticamente la divinidad del Espíritu Santo, contra los macedonianos. Este Concilio completó el Símbolo del Concilio de Nicea, principalmente mediante el agregado de un párrafo referido al Espíritu Santo: “Creemos… en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, que habló por los profetas.” (Concilio de Constantinopla I, FIC 1382/DS 150). Así se formó el Credo llamado niceno-constantinopolitano.

En el siglo V el Símbolo Quicumque expresó la fe católica en la Santísima Trinidad de un modo espléndido. Citaré sólo un párrafo de ese símbolo de la fe: “Y la fe católica es ésta: que veneremos a un solo Dios en trinidad y a la trinidad en unidad, no confundiendo las personas ni separando las sustancias. Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero la divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es una sola, la gloria igual, la majestad coeterna.” (Símbolo Quicumque, FIC 1383/DS 75).

2. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo

El Credo de Nicea y Constantinopla decía que el Espíritu Santo procede del Padre. A partir del siglo V se produjo un nuevo desarrollo del dogma trinitario, puesto que en los credos de la Iglesia de Occidente se comenzó a afirmar que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo (cf. Símbolo Quicumque, FIC 1386/DS 75; Concilio de Toledo I, FIC 454/DS 188; Carta de San León Magno a Toribio, FIC 458/DS 284). Poco a poco en Occidente se fue agregando al Credo niceno-constantinopolitano la expresión latina Filioque, que significa “y del Hijo”.

Recién en el siglo IX, en el contexto del primer cisma de Oriente, el Patriarca bizantino Focio rechazó esa “innovación” de los latinos. Así el Filioque pasó a ser el principal tema de controversia teológica entre católicos y ortodoxos.

El Concilio de Lyon II (del año 1274) que procuró restablecer la unión con los griegos, abordó la cuestión y estableció que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo como de un solo principio, por una única espiración (cf. Concilio de Lyon II, FIC 502/DS 850).

El Concilio de Florencia (de los años 1438-1445) volvió a intentar la unión con las Iglesias orientales. Aprobó un decreto de unión con los griegos (la bula Laetentur coeli del Papa Eugenio IV) que reiteró la doctrina del Concilio de Lyon II sobre el Filioque y la explicó de este modo: “Y puesto que todo cuanto es el Padre, lo ha dado el mismo Padre a su Hijo unigénito (a excepción del ser Padre), este mismo proceder el Espíritu Santo del Hijo, lo recibe el mismo Hijo eternamente del Padre, del cual es también eternamente engendrado.” (Eugenio IV, Bula Laetentur coeli, FIC 503/DS 1300).

En el acto de clausura del “año de la fe” (30 de junio de 1968), el Papa Pablo VI pronunció una solemne profesión de fe en nombre de todo el Pueblo de Dios, en la cual explicitó una vez más la doctrina católica sobre la procesión del Espíritu Santo: “Creemos en el Espíritu Santo, persona increada, que procede del Padre y del Hijo como Amor sempiterno de ellos.” (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, n. 10; FIC 1403).

3. El Espíritu Santo y la analogía del ser

Dios, el misterio absoluto, permanece en último término incomprensible para la razón humana. Sin embargo el hombre puede conocer verdaderamente a Dios por su analogía con los seres creados. La analogía supone a la vez una semejanza y una desemejanza. Pero siempre debe recordarse que “entre el Creador y la creatura no puede señalarse una semejanza, sin ver que la desemejanza es aún mayor.” (Concilio de Letrán IV, FIC 500/DS 806).

Podemos comprender algo más acerca de la persona del Espíritu Santo valiéndonos de sus semejanzas con algunas realidades creadas, pero purificándolas mediante la superación de toda limitación. Por eso la Sagrada Escritura emplea varios símbolos que pueden ayudarnos a conocer al Espíritu Santo: el agua, la unción, el sello, el fuego, la nube, la luz, la mano, el dedo y la paloma.

4. El Espíritu Santo y la analogía de la fe

Según la doctrina cristiana, Dios no es un ser solitario, sino una comunión de tres personas divinas tan íntimamente unidas entre sí que son un solo Ser divino. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven eternamente un dinamismo de amor infinito en sus relaciones mutuas (que la teología llama “perijóresis”). El Padre engendra eternamente al Hijo de su misma substancia divina; el Espíritu Santo procede eternamente del Padre por el Hijo.

Teniendo esto presente podemos emplear diversas analogías para aproximarnos al misterio trinitario. Quizás el esfuerzo más audaz en este sentido fue el realizado por San Agustín en su obra De Trinitate, en la cual el gran teólogo analizó numerosas analogías de la Trinidad. De entre ellas se destacan dos que suelen ser denominadas la analogía intrasubjetiva y la analogía intersubjetiva.

La analogía intrasubjetiva compara la Trinidad con la persona humana, en la cual se pueden distinguir tres realidades (mente, inteligencia y voluntad) unidas en la única persona. Aquí la mente representa al Padre, la inteligencia al Hijo y la voluntad al Espíritu Santo.

La analogía intersubjetiva compara la Trinidad con la comunidad humana fundada en el amor. En este caso pueden distinguirse tres realidades (el amante, el amado y el amor) unidas en la misma relación. Aquí el amante representa al Padre, el amado al Hijo y el amor al Espíritu Santo.

Estas dos analogías presentan una importante coincidencia en la representación del Espíritu Santo como voluntad y como amor. El Concilio de Toledo XI, desarrollando esa noción, afirmó que el Espíritu Santo, Espíritu del Padre y del Hijo, es la caridad o santidad de ambos (cf. Concilio de Toledo XI, FIC 469-471/DS 527).

 

Daniel Iglesias Grèzes

9.02.14

Por un referéndum contra la legalización de la marihuana en Uruguay

Invito a los lectores de este blog a adherirse a la siguiente “alerta” de CitizenGO (una plataforma internacional de participación ciudana, con ideario cristiano):

http://www.citizengo.org/es/3838-convertir-uruguay-un-narcotraficante

Allí se pide a varios líderes políticos uruguayos que impulsen un referéndum contra la ley que legalizó la producción y comercialización de marihuana en Uruguay.

Firmar la alerta es sumamente sencillo: basta ingresar cuatro o cinco datos y apretar el botón “Firma” para que el mensaje preestablecido por CitizenGO se envíe por email a los Senadores Abreu, Amorín, Bordaberry, Lacalle Herrera y Larrañaga y al Diputado Lacalle Pou.

Pido especialmente a los lectores uruguayos que no sólo firmen la alerta, sino que se tomen el pequeño trabajo de difundirla entre sus familiares, amigos y conocidos.

¡Feliz Domingo!


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1.02.14

Revista "Fe y Razón" -N° 95 (3 de febrero de 2014)

Para acceder a todo el N° 95, por favor presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


¡Feliz 2014!

Equipo de Dirección

Después de nuestro habitual descanso del mes de enero, hoy retomamos el contacto con nuestros lectores. Ante todo les informamos que, debido a las limitaciones de nuestros “recursos humanos”, a partir de este número la revista “Fe y Razón” volverá a ser publicada una vez por mes: en lo posible, el primer lunes del mes.

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29.01.14

La razón humana y el misterio de Dios

Se dice que Santo Tomás de Aquino, el mayor teólogo y filósofo medieval, tuvo hacia el final de su vida, mientras celebraba Misa, una experiencia mística que lo indujo a dejar inconclusa su obra magna, la Suma Teológica. Su amigo fray Reginaldo le rogó que volviese a sus costumbres ordinarias de leer y escribir, pero Tomás le respondió: “No puedo escribir más. He visto cosas ante las cuales mis escritos son como paja". Volvió a la sencillez extrema de su vida monástica (era dominico, es decir: pertenecía a la orden mendicante fundada en 1215 por Santo Domingo de Guzmán) y sólo dejó su retiro por obediencia al Papa, quien requirió su presencia en el Concilio de Lyon II (1274). Se puso en camino, pero poco después de comenzar el viaje enfermó y fue conducido a un monasterio. Allí pidió que le fuese leído todo el canto de Salomón, confesó sus pecados y murió. El confesor dijo que su confesión había sido como la de un niño de cinco años (cf. G. K. Chesterton, Santo Tomás de Aquino, Colección Austral, Espasa-Calpe, Madrid 1985, pp. 130-133).

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26.01.14

¿Cómo es Dios?

El primer artículo del Credo de los Apóstoles, antiquísima profesión de fe, comienza con estas palabras: “Creo en Dios". Sería bueno que nos preguntáramos si conocemos a Dios, en quien creemos. A pesar del secularismo, en nuestra sociedad continúa hablándose bastante acerca de Dios; pero a menudo se da de Él una imagen falsa o distorsionada.

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22.01.14

Una verdadera y propia herejía: la violencia en nombre de Dios (Serge-Thomas Bonino)

Quien quiere ahogar a su propio perro, lo acusa de tener rabia, dice un proverbio francés. ¿Las religiones son rabiosas? Cuantos desean excluirlas de la vida pública para relegarlas a la esfera estrictamente privada quisieran hacerlo creer. Así, tomando como pretexto la dimensión en apariencia religiosa de los conflictos que ensangrientan el planeta, fomentan el prejuicio según el cual las religiones, y especialmente las monoteístas, serían por naturaleza factores de división entre los hombres. Para poner fin a la violencia y garantizar la paz universal, habría una sola solución: la secularización a ultranza.

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19.01.14

El hombre es “capaz” de Dios

“¿Por qué late en el hombre el deseo de Dios?

Dios mismo, al crear al hombre a su propia imagen, inscribió en el corazón de éste el deseo de verlo. Aunque el hombre a menudo ignore tal deseo, Dios no cesa de atraerlo hacia Sí, para que viva y encuentre en Él aquella plenitud de verdad y felicidad a la que aspira sin descanso. En consecuencia, el hombre, por naturaleza y vocación, es un ser esencialmente religioso, capaz de entrar en comunión con Dios. Esta íntima y vital relación con Dios otorga al hombre su dignidad fundamental.”
(Catecismo de la Iglesia Católica –Compendio, n. 2).

De muchas maneras, los hombres han expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y comportamientos religiosos. Pero la finalidad religiosa de la existencia puede ser olvidada, desconocida y hasta rechazada por el hombre, ya sea por ignorancia o indiferencia religiosas, por los malos ejemplos de los creyentes, por la influencia de ideologías antirreligiosas, por rebeldía contra el mal en el mundo, por las tentaciones de este mundo o hasta por el miedo u odio del pecador que huye ante la llamada de Dios.

Aunque el hombre se olvide de Dios o lo rechace, Dios no deja de llamar a cada hombre para que viva y encuentre la felicidad, también a través del testimonio de otros que le enseñan a buscar a Dios. La apertura a esta llamada de Dios exige del hombre el esfuerzo de su inteligencia y la rectitud de su voluntad, para buscar sinceramente la verdad sobre Dios y para adherirse totalmente a esa verdad, una vez que la ha encontrado.

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13.01.14

El conocimiento de Dios

“La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerlo a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo.” (Juan Pablo II, carta encíclica Fides et ratio, proemio).

En lo referente al conocimiento de Dios, la doctrina católica se mantiene alejada de dos errores contrapuestos, el racionalismo y el fideísmo. La Iglesia Católica ha rechazado siempre tanto el racionalismo, que sobrevalora a la razón y desprecia a la fe, como el fideísmo, que aprecia a la fe pero subvalorando a la razón.

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6.01.14

Brevísimo esquema de la Historia de la Iglesia Católica

Estimulado por la lectura del excelente libro de José Orlandis, Breve Historia del Cristianismo, Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1990, he preparado un brevísimo esquema de la historia de la Iglesia Católica, con los hechos, documentos, Papas, Concilios, santos y amenazas principales de cada período. Espero que pueda servir de apoyo a quienes pretendan dar una somera idea de esa riquísima historia, en una o dos charlas.

El esquema está aquí.

Para ver el esquema en el tamaño de pantalla completa, presione el símbolo que figura en la esquina inferior derecha (”View Fullscreen“).

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4.01.14

Elementos para la Catequesis Prebautismal –2

B) Dios Creador

El Creador
• Dios es Creador porque “en el principio” hizo “de la nada” todas las cosas (“el cielo y la tierra”; Génesis 1,1). Dios creó libremente, con sabiduría y amor, un mundo ordenado y bueno, que Él trasciende de modo infinito. Dios conserva en el ser el mundo que ha creado.
• Dios creó el mundo para manifestar y comunicar Su verdad, bondad y belleza. El fin último de la Creación es que Dios, en Cristo, pueda ser «todo en todos» (1 Corintios 15,28), para gloria suya y para nuestra felicidad.
• Dios es Señor de todas las cosas porque todas le pertenecen y porque las gobierna y cuida de ellas con sabiduría y bondad, conduciéndolas a su perfección última. Para realizar su designio, Dios se sirve también de la cooperación de sus criaturas.
• Dios no es, ni directa ni indirectamente, la causa del mal. Él no permitiría el mal si no hiciera salir un bien del mal mismo. Esto lo realizó admirablemente en la Pascua de Cristo, sacando del mayor mal (la muerte de su Hijo) el mayor bien (la glorificación de Cristo y nuestra redención).

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3.01.14

Elementos para la Catequesis Prebautismal –1

Oraciones

La Señal de la Cruz: Por la señal † de la santa Cruz - de nuestros † enemigos - líbranos, Señor, † Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, † y del Espíritu Santo. Amén.

(La señal del cristiano es la santa Cruz, porque en ella murió Jesucristo para redimir a los hombres).

El Padrenuestro: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

El Credo: Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Introducción
1. Somos cristianos por la gracia de Dios, recibida en el Bautismo.
2. Cristiano quiere decir discípulo de Cristo, miembro de Cristo, hijo de Dios en Cristo.
3. El cristiano debe conocer y practicar la doctrina cristiana.
4. La doctrina cristiana es la que predicó Nuestro Señor Jesucristo para enseñarnos el camino del Cielo y la que es transmitida y desarrollada por la Iglesia Católica, fundada por Él.

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1.01.14

Penumbras masónicas –3

Comentario crítico del libro: Fernando Amado, En penumbras. La Masonería uruguaya (1973-2008), Editorial Fin de Siglo, Montevideo, 2008, 9ª edición.

5. La doctrina masónica

Fernando Amado reproduce declaraciones de un Obispo uruguayo. Otra vez citaré el texto del libro en letras itálicas, intercalando mis comentarios en letra normal.

“Monseñor NN (omito el nombre), entrevistado para este trabajo, definió a la Masonería como una institución de difícil encuadre en una sola definición debido a la ausencia de rasgos nítidos y permanentes que, en su opinión, es precisamente una de las características de la Masonería.” (p. 83).

Es sin duda cierto que resulta difícil hablar con propiedad de la masonería, debido sobre todo a su carácter secreto. También es claro que entre las distintas organizaciones masónicas existen diferencias no despreciables. Sin embargo, con base en las opiniones de expertos en el tema, sostengo que esas diferencias son accidentales (o sea, de matices), y que la masonería tiene una esencia permanente.

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30.12.13

Penumbras masónicas –2

Comentario crítico del libro: Fernando Amado, En penumbras. La Masonería uruguaya (1973-2008), Editorial Fin de Siglo, Montevideo, 2008, 9ª edición.

3. La condena de la Iglesia católica a la Masonería

Ahora comentaré el comienzo del Capítulo IV, titulado “La Iglesia católica y su adversario de todas las horas: la Masonería”. Citaré el texto del autor en letra itálica, intercalando mis comentarios en letra normal.

1. ¿Ser católico y ser masón, es posible?
1.1 La condena universal de la Iglesia católica

Lo primero que debemos señalar es que la respuesta a esta pregunta nos introduce en un terreno harto sinuoso, de múltiples y variadas respuestas.”
(p. 77)

En realidad, no es así. Esa pregunta admite sólo dos respuestas: “Sí” (la respuesta masónica) o “No” (la respuesta católica).

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28.12.13

Penumbras masónicas –1

Comentario crítico del libro: Fernando Amado, En penumbras. La Masonería uruguaya (1973-2008), Editorial Fin de Siglo, Montevideo, 2008, 9ª edición.

1. Un libro filo-masónico

En el Prefacio del libro en cuestión, que fue un best-seller a escala uruguaya, el autor dice que el objetivo de su libro es “desmitificar las fantasías que se tejen alrededor de la (institución masónica)… e intentar desnudar la verdadera esencia de la orden.” (p. 15). Intenta presentar su trabajo como una investigación objetiva y desapasionada: “El escritor e investigador no debe pertenecer al colectivo que piensa analizar. No sería leal con el lector.” (pp. 15-16).

No obstante, el autor reconoce su fascinación por la masonería: “Lo cierto es que cada día que pasaba quería saber más y más sobre la realidad de la Masonería, una institución que había logrado despertar en mí un interés tan impresionante que sólo podía compararse con mi gran amor: la política. Era todo un mundo nuevo y fascinante a la vez” (p. 15).

El lector puede comprobar fácilmente que esa fascinación anuló en buena medida el sentido crítico del autor, quien, a lo largo de toda su obra, se esfuerza por justificar todos los defectos y errores de la masonería, terminando siempre por absolverla. Estamos, pues, ante un libro evidentemente filo-masónico. Como prueba, me limitaré a citar dos textos, contenidos al comienzo y al final del libro, respectivamente.

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26.12.13

Cuando pasen los siglos (Fernando Díaz Gallinal)

Cuando pasen los siglos, los pobladores de la Tierra se olvidarán de que existió una vez el Premio Nobel. Se olvidarán de Bill Gates y de la guerra de las Colas, de Internet y del Puente Aéreo. Nadie sabrá entonces a cuánto cotizaban los bonos del tesoro estadounidense el 1° de marzo de 1996, ni qué eran los bonos del Tesoro, ni los Estados Unidos. Nadie sabrá tampoco que había una empresa llamada UTE, que nos cobraba la electricidad tres veces más de lo normal y por qué eso era así.

Se borrarán, con los siglos, las huellas de Atilio García y de Severino Varela en el Estadio, y las del Estadio Centenario en Montevideo, y las de Montevideo en Uruguay, y las de Uruguay en América. Se terminarán de diluir en los espacios las ondas que llevaron las voces de Solé, Heber Pinto, Víctor Hugo y el Toto da Silveira –y así se perderá la memoria de lo que fuimos.

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22.12.13

¡Feliz Navidad!

“Dios, infinitamente perfecto y bienaventurado en Sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para hacerlo partícipe de su vida bienaventurada. En la plenitud de los tiempos, Dios Padre envió a su Hijo como Redentor y Salvador de los hombres caídos en el pecado, convocándolos en su Iglesia, y haciéndolos hijos suyos de adopción por obra del Espíritu Santo y herederos de su eterna bienaventuranza.” (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1).

“Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.” (Juan 3,16-17).

“Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.” (Gálatas 2,19-20).

Que en esta Navidad la luz de la fe en la Buena Noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, muerto y resucitado para nuestra salvación, ilumine nuestras mentes y corazones, haciéndonos conocer el infinito amor de Dios por nosotros y sentir la alegría de ser hijos de Dios.

¡Feliz Navidad y feliz Año Nuevo!

Daniel Iglesias Grèzes


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18.12.13

La Iglesia y el mundo moderno (G. K. Chesterton)

2 de julio de 1919

Un artículo en el Daily Express, el otro día, tratando de los obispados vacantes, observaba que el Primer Ministro era un excelente juez en esa materia, porque, siendo él mismo un “no conformista”, se encontraba fuera de la política de la Iglesia de Inglaterra. El principio es interesante y valdría la pena preguntar si los “no conformistas” se lo aplicarían a sí mismos. El Papa está fuera de la política de la Conferencia de Wesley y debería, por lo tanto, cubrir a su placer los púlpitos metodistas. El moderador de la Scottish Assembly (Asamblea Escocesa) debería presidir imparcialmente a todos los sectores presbiterianos. El General de los jesuitas parecería igualmente indicado para cumplir esa función, sea por nominación o en persona. Cuando el Gran Lama del Tibet haya mediado despóticamente en las querellas que hoy dividen al mundo de la Ciencia Cristiana, y el Sheik-ul-Islam haya nombrado o depuesto a todos los ángeles y arcángeles de la Iglesia Católica y Apostólica de Irving, la gente podría comenzar a percibir que hay una falacia en el argumento de la imparcialidad. Imparcialidad significa, en el mejor de los casos, indiferencia a todo y, más a menudo, hostilidad hacia todos. Después de esa experiencia, comenzarían a entender por qué esos anglicanos que más creen en la Iglesia, creen menos en la Iglesia Establecida, y cómo ellos quieren desestablecerla para poder salvarla.

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17.12.13

14.12.13

Optimismo moderno y esperanza cristiana (Joseph Ratzinger)

En la primera mitad de los años setenta, un amigo de nuestro grupo hizo un viaje a Holanda. Allí la Iglesia siempre estaba dando que hablar, vista por unos como la imagen y la esperanza de una Iglesia mejor para el mañana y por otros como un síntoma de decadencia, lógica consecuencia de la actitud asumida. Con cierta curiosidad esperábamos el relato que nuestro amigo hiciera a su vuelta. Como era un hombre leal y un preciso observador, nos habló de todos los fenómenos de descomposición de los que ya habíamos oído algo: seminarios vacíos, órdenes religiosas sin vocaciones, sacerdotes y religiosos que en grupo dan la espalda a su propia vocación, desaparición de la confesión, dramática caída de la frecuencia en la práctica dominical, etc., etc.

Por supuesto nos describió también las experiencias y novedades, que no podían, a decir verdad, cambiar ninguno de los signos de decadencia, más bien la confirmaban. La verdadera sorpresa del relato fue, sin embargo, la valoración final: a pesar de todo, una Iglesia grande, porque en ninguna parte se observaba pesimismo, todos iban al encuentro del futuro llenos de optimismo. El fenómeno del optimismo general hacía olvidar toda decadencia y toda destrucción; era suficiente para compensar todo lo negativo. Yo hice mis reflexiones particulares en silencio. ¿Qué se habría dicho de un hombre de negocios que escribe siempre cifras en rojo, pero que en lugar de reconocer sus pérdidas, de buscar las razones y de oponerse con valentía, se presenta ante sus acreedores únicamente con optimismo? ¿Qué habría que pensar de la exaltación de un optimismo simplemente contrario a la realidad? Intenté llegar al fondo de la cuestión y examiné diversas hipótesis. El optimismo podía ser sencillamente una cobertura, detrás de la que se escondiera precisamente la desesperación, intentando superarla de esa forma. Pero podía tratarse de algo peor: este optimismo metódico venía producido por quienes deseaban la destrucción de la vieja Iglesia y, con la excusa de reforma, querían construir una Iglesia completamente distinta, a su gusto, pero no podían empezarla para no descubrir demasiado pronto sus intenciones. Entonces el optimismo público era una especie de tranquilizante para los fieles, con el fin de crear el clima adecuado para deshacer, posiblemente en paz, la misma Iglesia, y conquistar así el dominio sobre ella.

El fenómeno del optimismo tendría por tanto dos caras: por una parte supondría la felicidad de la confianza, aunque más bien la ceguera, de los fieles que se dejan calmar con buenas palabras; por otra existiría una estrategia consciente para un cambio en la Iglesia, en la que ninguna otra voluntad superior –voluntad de Dios– nos molestara, inquietando nuestras conciencias, y nuestra propia voluntad tendría la última palabra. El optimismo sería finalmente la forma de liberarse de la pretensión, ya amarga pretensión, del Dios vivo sobre nuestra vida. Este optimismo del orgullo, de la apostasía, se habría servido del optimismo ingenuo, más aún, lo habría alimentado, como si este optimismo no fuera sino esperanza cierta del cristiano, la divina virtud de la esperanza, cuando en realidad era una parodia de la fe y de la esperanza. Reflexioné igualmente sobre otra hipótesis. Era posible que un optimismo similar fuera sencillamente una variante de la perenne fe liberal en el progreso: el sustituto burgués de la esperanza perdida de la fe. Llegué incluso a concluir que todos estos componentes trabajaban conjuntamente, sin que se pudiera fácilmente decidir cuál de ellos, cuándo y dónde predominaba sobre los otros.

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6.12.13

Cuestionario del documento preparatorio del Sínodo sobre la Familia –Pregunta 1b

Dios mediante, a lo largo de una serie de artículos iré planteando las preguntas del cuestionario del documento preparatorio del próximo Sínodo de los Obispos y ofreciendo mis respuestas personales, como un modesto aporte a nuestra reflexión colectiva.

Pregunta

1 - Sobre la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia en relación a la familia

(…)

b) Allí donde se conocen las enseñanzas de la Iglesia ¿son éstas integralmente aceptadas? ¿Se verifican dificultades para ponerlas en práctica? ¿Cuáles?

Respuesta

1) Situación religiosa

En mi respuesta a la pregunta 1a sostuve que muchos católicos tienen un nivel de formación doctrinal muy inferior al correspondiente a su cultura general. Ahora agrego que, incluso entre quienes conocen las enseñanzas de la Iglesia, hoy es muy común que no las acepten integralmente.

Muchos católicos están alejados de la Iglesia porque:
• No creen en dogmas fundamentales de la fe cristiana (religión verdadera, Divina Revelación, Encarnación, existencia e inmortalidad del alma, existencia del Cielo, existencia del pecado, del diablo y del infierno, infalibilidad papal, etc.). Lamentablemente, estos católicos “a la carta” existen incluso entre los católicos practicantes.
• O tienen opiniones contrarias a la doctrina moral católica en puntos tales como el divorcio, la anticoncepción, la reproducción humana artificial, el aborto, las relaciones sexuales “prematrimoniales”, la necesidad de la formación religiosa en las escuelas públicas, etc.
• O no practican el culto católico. En algunos países o regiones de tradición católica el grado de práctica sacramental disminuyó mucho en las últimas décadas y actualmente es muy bajo. Sobre todo han descendido los números de las confirmaciones y de los matrimonios sacramentales. Sin embargo, en Iberoamérica muchos católicos no practicantes participan en expresiones de religiosidad popular católica. La mayoría de los católicos opina que se puede ser buen católico sin ir a Misa todos los domingos y que no hay necesidad de los sacerdotes para la reconciliación con Dios. Muchos católicos han perdido en gran parte su identidad católica y no se consideran vinculados a la Iglesia Católica. No son pocos los católicos que no rezan nunca.

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3.12.13

Revista "Fe y Razón" - N° 93 (2 de diciembre de 2013)

Para acceder a todo el N° 93, presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


Un nuevo año cristiano

Equipo de Dirección

1. Nuevo sitio de “Fe y Razón”

Tenemos la alegría de anunciarles el lanzamiento del nuevo sitio web de “Fe y Razón”: www.revistafeyrazon.com. El nuevo sitio, que aún está en construcción, contiene ya todos los números de la Revista “Fe y Razón” publicados en 2013. Es el resultado del trabajo voluntario de un colaborador argentino, Carlos Caso-Rosendi. Agradecemos mucho a Carlos su generoso aporte y lo felicitamos por su excelente trabajo.

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29.11.13

La fidelidad a Dios no se negocia (Papa Francisco)

Misa matutina en la Capilla de la Domus Sanctae Marthae
Lunes 18 de noviembre de 2013


Existe una insidia que recorre el mundo. Es la «globalización de la uniformidad hegemónica» caracterizada por el «pensamiento único», a través del cual, en nombre de un «progresismo adolescencial», no se duda en negar las propias tradiciones y la propia identidad. Lo que nos debe consolar es que, sin embargo, ante nosotros está siempre el Señor fiel a su promesa, que nos espera, nos ama y nos protege. En sus manos iremos seguros en todo camino. Es ésta es la reflexión propuesta por el Papa Francisco el lunes 18 de noviembre. Concelebró con él el arzobispo Pietro Parolin, secretario de Estado, que ese día iniciaba su servicio en el Vaticano.

El Pontífice comenzó su reflexión comentando la lectura tomada del primer libro de los Macabeos (1, 10-15; 41-43; 54-57; 62-64), «una de las páginas más tristes de la Biblia», dijo, donde se habla de «una buena parte del pueblo de Dios que prefiere alejarse del Señor ante una propuesta de mundanidad». Se trata, indicó el Papa, de una actitud típica de la «mundanidad espiritual que Jesús no quería para nosotros. En tal medida que había orado al Padre a fin de que nos salvase del espíritu del mundo».

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28.11.13

El nacimiento de los Evangelios sinópticos

Comentario de: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, François-Xavier de Guibert, Quatrième édition, Paris 2007.

1. Introducción

Jean Carmignac (1914-1986), sacerdote católico francés y gran exegeta, fue fundador de la Revue de Qumran y especialista indiscutido (uno de los principales del mundo) en los manuscritos del Mar Muerto. En 1961-1963, en colaboración con otros tres expertos, publicó en dos tomos los textos de Qumran, traducidos del hebreo al francés y comentados. Cuenta Carmignac que, al traducir esos textos, constató muchas relaciones con el Nuevo Testamento, por lo que se propuso escribir un comentario del Nuevo Testamento a la luz de los documentos del Mar Muerto. En 1963, habiendo comenzado con el Evangelio de Marcos, ensayó traducirlo del supuesto original griego al hebreo de Qumran (el hebreo del tiempo de Jesús, un poco distinto del hebreo bíblico y bastante diferente del hebreo de la Mishnah) para su simple uso personal, a fin de facilitar la comparación con los citados documentos. Había imaginado que esa traducción sería muy difícil; quedó muy asombrado al descubrir que, por el contrario, la traducción era muy fácil. Después de sólo un día de trabajo, quedó convencido de que el texto griego de Marcos era una traducción de un original hebreo. El traductor realizó su trabajo con extrema fidelidad, traduciendo del hebreo al griego palabra por palabra, e incluso conservando en griego el orden de las palabras exigido por la gramática hebrea. Ni siquiera un semita que hubiese aprendido muy tarde el griego habría sufrido un apego tan grande a su lengua materna. Al menos de vez en cuando se habría tomado alguna libertad, recurriendo a una fórmula corriente en griego. Pero no. Nuestro Evangelio de Marcos es la obra de un traductor que respetó al máximo (calcándolo) un texto hebreo (o tal vez arameo, otra lengua semítica, similar al hebreo) que tenía ante sí.

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24.11.13

Cuestionario del documento preparatorio del Sínodo Extraordinario sobre la Familia – Pregunta 1a

Dios mediante, a lo largo de una serie de artículos iré planteando las preguntas del cuestionario del documento preparatorio del próximo Sínodo de los Obispos y ofreciendo mis respuestas personales, como un modesto aporte a nuestra reflexión colectiva.

Pregunta

1 - Sobre la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia en relación a la familia

a) ¿Cuál es el real conocimiento de las enseñanzas de la Biblia, de la Gaudium et Spes, de la Familiaris Consortio y de otros documentos del Magisterio post-conciliar sobre el valor de la familia según la Iglesia Católica? ¿Cómo nuestros fieles son formados en la vida familiar según las enseñanzas de la Iglesia?

Respuesta

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22.11.13

Aquí está el hombre (Carlos Caso-Rosendi)

Cuando Nuestro Señor colgó en la Cruz, nadie se dio cuenta que Su dolor humano comenzaba en ese momento a irradiar, como la luz del sol irradia, a todos los hombres de todas las épocas. La Cruz nos enseñó que el dolor y la muerte son nada ante el amor de Dios, que todo lo somete al poder Divino. Él nos amó primero y por habernos amado sufrió para que por sus heridas fuéramos curados.

Años después, un escritor cristiano aconsejaría a su rebaño a permanecer en el amor, esa argamasa divina que une a todas las partes de la Iglesia a través del tiempo y del espacio: “Permaneced en el amor fraterno. No os olvidéis de la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles. Acordaos de quienes sufren en prisión, como si estuvierais con ellos encarcelados, y de los maltratados, pensando que también vosotros tenéis un cuerpo.” (Hebreos 13:3)

Desde el principio de la Iglesia, el Señor ha permitido que sus seguidores sufran tal como Él sufrió. En algunos casos, a sus hijos preferidos, Jesús les regala astillas selectas de la Cruz. A mi entender, tal es el caso del Padre Gordon MacRae, un hombre de bien, un inocente, que carga ya hace muchos años una injusticia insoportable y muy difícil de comprender.

Acusado falsamente de un delito que no cometió, el Padre MacRae es uno de esos justos que han debido pagar en su cuerpo las culpas de otros pecadores, tal como lo hizo Cristo. Como todos los sacerdotes católicos, el Padre MacRae dedicó su vida a ser un alter Christus, otro Cristo en el servicio de la Iglesia. Jesús le tenía preparado un sacrificio especial que lo llevó a ser, como Cristo, acusado falsamente y condenado sin justicia ni piedad.

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19.11.13

Revista "Fe y Razón" - N° 92 (18 de noviembre de 2013)

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Jesucristo Rey del Universo, y por lo tanto del Uruguay

Equipo de Dirección

1. Ver

Los lectores habituales de “Fe y Razón” recordarán que desde el N° 90 nos adherimos a dos campañas de emails contra el proyecto de Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida. Entre ambas campañas se enviaron en total varios cientos de emails a legisladores uruguayos.

El martes 12 de noviembre de 2013, actuando con gran rapidez, la Cámara de Diputados aprobó ese proyecto de ley, con un solo voto en contra, el del Diputado Gerardo Amarilla, del Partido Nacional. Dado que en octubre de 2013 el mismo proyecto había sido aprobado por la Cámara de Senadores (en forma unánime en la votación general), y que nadie espera que el Poder Ejecutivo lo vete, se puede decir que ya se ha convertido en ley.

Por una parte, la nueva ley legaliza actividades que se practicaron en el Uruguay durante muchos años al margen de la ley: selección embrionaria, reducción embrionaria, congelación de embriones, reproducción humana artificial homóloga y heteróloga, etc.

Por otra parte, la nueva ley legaliza también cosas que creemos que son “nuevas” en nuestro país, como por ejemplo la maternidad subrogada y la fecundación artificial con gametos de personas fallecidas.

Esta ley no es un hecho aislado, sino que se inscribe dentro de una tendencia claramente discernible. Baste recordar los siguientes cuatro ejemplos, a los que se podría agregar muchos otros:

• La Ley de Unión Concubinaria (de 2007) dio reconocimiento legal a ciertos concubinatos y les otorgó derechos análogos a los del matrimonio. Fue aprobada por ambas Cámaras del Parlamento uruguayo de un modo casi unánime.
• La Ley de Defensa del Derecho a la Salud Sexual y Reproductiva (de 2008) garantizó los “derechos sexuales” y los “derechos reproductivos”, los que, según sus promotores, incluyen respectivamente, entre otras cosas, el derecho a la homosexualidad y el derecho al aborto.
• La Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (de 2012) legalizó el aborto voluntario.
• La Ley de Matrimonio Igualitario (de abril de 2013) estableció el matrimonio homosexual. Fue aprobada por amplia mayoría en ambas Cámaras, con los votos de legisladores de todos los partidos políticos.

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10.11.13

Contra el proyecto de Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida en Uruguay

Te invito a leer, firmar y difundir esta alerta de CitizenGO. Ayúdanos a llegar a 500 firmas. Sólo te llevará dos o tres minutos y harás mucho bien.


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5.11.13

Revista "Fe y Razón" - N° 91 (4 de noviembre de 2013)

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26.10.13

¿Darwin tenía razón? –4

6. Críticas filosóficas al darwinismo

Karl Popper, uno de los principales filósofos de la ciencia del siglo XX, planteó una objeción grave contra el darwinismo desde el punto de vista de la epistemología. Según Popper la característica principal de las teorías científicas es su falsabilidad, es decir su posibilidad de ser refutadas por medio de datos empíricos. En una ocasión Popper sostuvo que el darwinismo es una pseudociencia por no ser falsable. Esto significa que no hay ningún hecho concebible que pueda refutar la teoría darwinista. Ocurra lo que ocurra, a posteriori el darwinista podrá decir que eso es lo que tenía que ocurrir en virtud del mecanismo mutación-selección y podrá ofrecer conjeturas ideadas ad hoc para intentar explicar lo ocurrido. Posteriormente Popper suavizó su crítica al darwinismo, pero siguió sosteniendo que éste podía hacer una sola predicción: la gradualidad de los cambios.

También desde la filosofía aristotélica y tomista se puede plantear objeciones muy serias al darwinismo, pero el tratamiento de ese tema rebasa las dimensiones de esta presentación.

Es necesario cuestionar las premisas filosóficas de las que proviene el darwinismo. Considerando la falta de evidencia directa que respalde la teoría darwinista y los desafíos insuperables que la paleontología, la bioquímica y la teoría de la información plantean hoy al darwinismo, podemos preguntarnos, con Phillip Johnson, lo siguiente: “¿Por qué otras personas, incluyendo expertos cuya inteligencia e integridad intelectual respeto, piensan que la evidencia de fluctuaciones locales de poblaciones confirma que la selección natural tiene la capacidad de obrar proezas de ingeniería, de construir maravillas como el ojo y el ala?” La respuesta de Johnson es que, en último análisis, la teoría darwinista no es una mera hipótesis científica, sino que es vista por sus propulsores como una necesidad filosófica.

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